«Tus queloides no te definen, tu cuerpo no es un enemigo»

«Tus queloides no te definen, tu cuerpo no es un enemigo»

Hace algunos meses realizamos entrevistas a personas que viven con queloides. La finalidad era poder compartir distintos puntos de vista y experiencias entendiendo que este es un tipo de cicatrización que nos puede afectar de manera personal, emocional y física. En ese periodo hicimos varias entrevistas, las cuales pronto seguiré subiendo con mayor regularidad… ¡Les prometo que las amarán!

El día de hoy les quiero compartir la historia de Daniela. Ella tiene 33 años, es abogada, le gusta leer y recorrer cafeterías probando café. La conocí a través de Instagram dónde me compartió parte de su historia, sin embargo, en esta ocasión quiso compartir más detalles acerca de su vivencia con queloides y cómo lo ha enfrentado a través de los años.

¡Comencemos!

Su historia con queloides

Sus primeros queloides son de las primeras vacunas, probablemente desde los 6 meses o el año, las otras producto del acné que se infectó durante la pubertad. Durante el paso de los años, ha probado cremas, crioterapia con inyecciones, presión con parches o camisetas u otros tratamientos similares para tratarlos.

Daniela nos cuenta que «Durante la pubertad fue muy duro, tenía el sentimiento constante de que no era bonita por mis queloides, que no encajaba con como se veían las otras mujeres a mi alrededor, que era algo que debía ocultar. Comencé a tratar de desaparecerlos pero los tratamientos fueron dolorosos y poco efectivos. Actualmente trato de atacar la comezón más que intentar quitarlos y trato de aceptarlos como parte de mi«

Dentro de los puntos más difíciles de este proceso con cicatrices menciona la falta de tratamiento, los comentarios de algunos profesionales de la salud y los comentarios de la gente que habla sobre las cicatrices ajenas. Según sus palabras «La gente trata de ayudar, hacen comentarios como oye pero prueba esta crema, tengo un dermatólogo súper bueno, intenta esconderlos, podrías maquillarlos, etc; Al final del día esos comentarios solo hacen que me sienta mas incómoda con mi cuerpo, porque debo cambiarlo para pertenecer. A mis 33 años ya estoy cansada de intentarlo«

Aprendizajes para compartir

Daniela nos compartió algunas reflexiones al respecto. Dentro de los aprendizajes que le gustaría compartir, ella nos comentó lo siguiente: «Tus queloides no te definen, tu cuerpo no es un enemigo, es la herramienta que tenemos para vivir, no tenemos que escondernos, ocultarnos, o vivir bajo las expectativas o parámetros de belleza ajenos, si quieres tratar de quitarlos inténtalo con profesionales no te expongan a situaciones riesgosas por él qué dirán. Si no quieres quitarlos o te da miedo o es doloroso, muy caro o cualquier otro motivo, está bien vivir con ellos, eso no te hace menos persona y menos merecedor de amor, empatía y reconocimiento»

Dentro de las experiencias positivas que se podrían mencionar, también destacó: Con los queloides (…) aprendes a conocer tus límites, a diferenciar cual es el límite de salud (por que duelen, pican, impiden movilidad, te dificultan el día a día) y hasta donde estas dispuesta a llegar por una expectativa de belleza externa. La gente es bien intencionada y trata de dar recomendaciones, pero somos nosotros quienes debemos comunicar cuando esos consejos no son bienvenidos»

Por otro lado, dentro de sus desafíos entorno a esto menciona que desde el punto de vista de la salud, busca tratar la comezón y la molestia física de los queloides; mientras que desde la emocionalidad aceptar que son parte de ella y dejar de esconderlos. Por último, también menciona algunos complejos que podría tener en un aspecto más íntimo al momento de mostrar sus cicatrices: Dentro de mis complejos (…) está que los encuentre feos, que dejen de verme como mujer por tener cicatrices y que los queloides impidan la conexión con el otro por enfocarme en las cicatrices.

Palabras finales

Considero que Daniela con cada una de sus palabras nos muestra un lado muy honesto de vivir con queloides. Es tan potente la carga emocional y social que podrían llegar a tener, que es común enfrentarse a situaciones incómodas, donde se nos «juzgue» y donde nuestras cicatrices sean un tema de opinión ajena. Son cosas que no debiesen ocurrir y aún así todavía están muy presentes en nuestra sociedad.

Incluso el hecho de que profesionales a quienes uno acude para solicitar ayuda te hagan sentir incómoda, es algo que dice mucho del desconocimiento y prejuicio que existe sobre la cicatrización queloide. Espero que eventualmente se pueda hablar con mayor empatía y entender que esto no sólo puede afectar en términos estéticos, sino que es algo mucho más profundo.

Le agradezco un montón a Daniela por sus palabras y estoy segura que serán un cariño al corazón para quienes estén atravesando una situación similar… ¡Gracias por compartir esto!

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