Vivir con queloides: 4 historias que me enviaron

Vivir con queloides: 4 historias que me enviaron

¡Hola! Espero que te encuentres muy bien 🙂

Estamos de a poquito retomando este blog y haciendo muchísimo contenido interesante para esta comunidad que cada día crece más y más. Es increíble ver cómo personas de todo el mundo estamos constantemente compartiendo nuestras experiencias y sintiéndonos mejor con nuestras cicatrices.

Por si se lo preguntaban, ya han pasado 6 meses aproximadamente de mi cirugía y todo va bien. Ha sido un periodo de altos y bajos, así que espero poder escribir un post más elaborado sobre cómo ha ido avanzando mi tratamiento.

Ahora a lo que vinimos ❤️

A menudo, mis seguidor@s me envían historias relacionadas queloides y sus reflexiones, aprendizajes y cómo es vivir con queloides. Son tantas y tan variadas, que quise tomar algunas y crear un post más grande para compartirlo aquí. Los post mencionados los puedes encontrar en Instagram, así también podrás revisar los comentarios que llegan y las experiencias que otras personas comparten. ¡Aquí vamos!

Una vida con queloides

«A los 7 años me dio varicela. Tuve los granitos típicos de la enfermedad por todo el cuerpo; se llenaron de agüita y me daban mucha comezón, algunos incluso reventaron por el movimiento. Esto después de varios días generó las “costras” de dichos granitos y, al caerse, parecía que los granitos aún estaban llenos de agua, pero los apretaba y no pasaba nada, no reventaban y no se fueron…

El doctor dijo que se quitarían con el tiempo, pero no fue así. Las cicatrices de los granitos que reventaron apenas si se notaban, pero todos los que no reventaron fueron creciendo con el paso de los años: 13 cicatrices queloides.

Llevé a cabo varios tratamientos con pomadas pero no había mejoría. A los 11 años me operaron 5 cicatrices y todo empeoró; se hicieron más grandes.

A los 14 años un doctor me dijo que podría hacerme infiltración de corticoesteroide para tratar de bajarlas. Fueron pocas sesiones… pero fueron realmente dolorosas. Recuerdo que era tanto el dolor que solo regresaba llorando a casa, odiando mis cicatrices.

A los 20 años ya tenía dos cicatrices más: un piquete de inyección cualquiera en el glúteo, y otra por una ampolla de quemadura. Cuatro de mis cicatrices de varicela al crecer con los años se habían unido, por lo que esas 4 se volvieron 2, pero aun más grandes… todo esto me hizo volver a repetir tratamiento.

Llegué a parar con un cirujano plástico que me propuso infiltrar corticoesteroide en mis cicatrices.En 6 meses fui a 8 sesiones en las queme inyectaba y luego me ponían parche de silicona.

Realmente poco cambió. La más pequeña de todas bajó en un 80%, por lo que apenas se distinguía, pero todas las demás seguían siendo bolas deformes y rosadas. Entonces me propuso cirugía.

Me operaron 4 queloides. Al término de la recuperación usé pomadas, parches, vendas… Aproximadamente a los 3 meses de nuevo comenzó la infiltración de corticoesteroide, porque ya comenzaban a abultarse una vez más. Esta vez estaban más planas, pero dos veces más grandes.

En la última infiltración otro médico me dijo que necesitaba usar prendas de presión + parches + pomadas + infiltración para conseguir resultados positivos o de lo contrario solo estaba perdiendo mi tiempo. Al ser solo una estudiante no tenía forma de continuar un tratamiento de ese tipo, por lo que paré todo.

Desde que tengo las cicatrices han sido años de vivir ocultando mi cuerpo, porque desde que era niña las personas me han dicho cosas tan hirientes… «la de los granos, no te acerques porque nos contagia, la quemada, la de las cicatrices, ya viste que feo tiene, mira que le pasó»me han mirado con asco, se han apartado de mí con temor, me han señalado toda mi vida.

Solo las personas con cicatrices queloides sabemos cómo se siente que todo el tiempo las cicatrices están doliendo, punzando, picando de comezón. Sabemos cómo es estar en un mal momento y que las cicatrices comiencen a punzar, querer arrancarlas con las uñas para que acabe el dolor, despertar con las punzadas de alguna cicatriz y no poder quitar el dolor, acabar fingiendo todo el tiempo que no nos pasa nada y tragarnos el dolor en silencio porque no se puede hacer nada…»

Anónimo

Tratamiento de radioterapia

Hay un estudio clínico de Radioterapia que está ofreciendo un tratamiento de esa naturaleza para personas con queloides en Chile. Aquí te comparto la historia de una persona que fue con ellos.

«Hola Isi, espero que estés de maravillas. Quiero contarte que estoy muy feliz porque por fin pude realizar mi cirugía de queloide en la oreja producto de un piercing. El sábado fue la cirugía y ahora estoy esperando para mi sexta y última radioterapia.

La cicatriz ha ido evolucionando muy bien y mi autoestima está volviendo por fin después de 2 años. Quiero agradecerte por tu página, ya que siento que encontré un espacio donde la gente vive lo mismo (o algo similar) que yo. Además, me pone contento que todo esto haya sido económico, en comparación con otros lados donde consulté. Sigue así con tu página, que servirá de ayuda para muches (como yo)… infinitas gracias«

Anónimo

Cirugía en queloide por vacuna

«¡Hola! Les escribo para contarles mi historia. No me molestaría que la compartieran; todo lo contrario, siempre y cuando sea en anonimato.

Me salió un queloide por una vacuna que me pusieron como en tercero básico. Al principio me dolía y picaba mucho porque claramente esta cicatriz iba creciendo. Era tanto lo que me molestaba que hasta el día de hoy no me pongo poleras cortas, siempre con mangas para que no se me vea y no me pregunten ¿Qué te pasó ahí?… realmente me molesta mucho responder y explicar todo.

Ya grande, como a los 20 años, era tanto mi complejo que mi mamá me apañó a operarme. Según el cirujano plástico que me lo sacó, iba a quedar impeque, pero como la zona del hombro tiene la piel tan tirante, se me abrieron los puntos y quedó peor y aun más grande.

He pasado por infiltraciones, donde lloraba cada vez del dolor, nitrógeno e incluso láser… y nada. Un día me di por vencida (ya que además de dolorosos estos tratamientos son muy caros), y ahora solo ocupo parches de silicona.

Como se puede apreciar en la foto, la parte que está roja me ha seguido creciendo, pero la parte más blanca por suerte no. Aun así, la forma es horrible y de verdad que me molesta mucho.

Quería compartir mi historia con ustedes para que sepan de otras experiencias.»

Anónimo

Un queloide que volvió luego de años

Tenía 2 queloides bastantes grandes, como porotos hacia afuera. Uno estaba en la oreja, producido por un piercing, y otro en el hombro, por un accidente en moto.

Luego de más o menos 7 años, me operé el de la oreja. La operación fue en Antofagasta, con el Dr. Loo. Luego de las cirugías, el doctor infiltró, y quedó todo perfecto. Con el queloide del hombro había tenido una cirugía previa, donde lamentablemente el queloide volvió a aparecer, aun más expandido. Sin embargo, el Dr. Loo me infiltró también en ese queloide.

Como resultado, el queloide de la oreja desapareció, y el del hombro quedó completamente blando y sin coloración, pero perdí masa muscular del hombro.

La cicatriz estuvo súper durante mucho tiempo; solo se notaba la falta de músculo. Pero luego de 7 años, se reactivó en una zona. Actualmente está creciendo. No sé cómo pasó; jamás me volví a herir. Tengo la teoría de que, como volví a ejercitarme, la piel se estiró demasiado. Pero la verdad es que no lo sé… Estoy tratando el queloide con tus parches de silicona PIUR, pero no sé si habrá alguien a quien le haya pasado lo mismo.

Después de casi 7 años, yo estaba segura que estaba todo súper bien, pero la verdad es que esto demuestra que estas cosas son demasiado impredecibles. Cuiden sus cicatrices aunque tengan muchos años, porque jamás me lo hubiese esperado.

Con tus parches de silicona voy súper bien, porque al menos quitan la molestia y el dolor, y alcancé a reaccionar a tiempo.

En la imagen, donde encerré con un círculo naranja es cómo estuvo la cicatriz durante 7 años. Antes toda la cicatriz tenía esa textura, y estaba pareja. Lo que está en el círculo rojo es cómo ha cambiado, y ya empezó a crecer, picar y doler.

Anónimo

¿Les gustó esta sección? Les dejaré a continuación los links de los post originales en Instagram, para que puedan revisarlos con más calma y leer todo lo que comparten ❤️

Historia n°1

Historia n°2, 3 y 4

¡Gracias por leer!

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